Ella era tan linda, tan inocente, tan hermosa. Ella todavía creía en ser una princesa y vestirse de rosa. Ella tenía en su mente que la vida era una fantasía hermosa. Ella decía que el amor era el mundo donde no había sufrimiento. Y todo el mundo goza. Ahora se la ve cansada. Ahora se la ve vacía, como si el mundo que la rodea no le importara. Ahora ya casi no sonríe y si lo hace es una sonrisa forzada Ahora no existe simpatía, su luz interna parece estar apagada.

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Y soy ese espejo que no ves, 
que muestra tal vez mi realidad.
No busques a otra, la otra no está;
Soy yo la que te mira, 
soy yo la que buscas.
 

Gastón Perfección Dalmau.