- Cuando caes. Cuando te encontras en el piso tirada con los ojos rojos y los cachetes inundados de lágrimas, tragándote agua salada y con mucho dolor de cabeza. Cuando te duele el pecho. Cuando sentís que vos sos la única persona en el mundo que sufre, cuando sabes que no es así. Tu problema es el más importante. Más allá de todo, de lo que sea. Es más importante que cualquier otra cosa en el mundo, es tu problema, es lo peor del planeta. Aunque no sea así... Ese problema te destroza, te lastima, te aturde, te ciega, te vuelve loca, como ningún otro. Aunque seguramente hubo otro el doble o el triple de complicado... o no. Equivocarse es humano, y caerse una y otra vez con la misma piedra también. Al igual que el dolor que se siente cada vez que caemos, es natural. Pero siempre queramos o no, nos levantamos. Con esas mínimas fuerzas que las sacamos de donde sea, nos levantamos. Como cuando somos chicos y estamos aprendiendo a caminar, no caemos mil veces pero las mil y una nos levantamos.

Porque podemos, porque necesitamos seguir porque para eso estamos. Para caernos y levantarnos.

Las cosas son así porque así tenían que ser. Podemos cegarnos y hacer de cuenta que todo esta bien pero cuando destapemos ahí va a estar la herida como la dejaste, intacta. Nos sentimos mal, y creemos que el mundo se termina. Nos ahogamos en llanto, derramamos corazón. Derrochamos tantas lágrimas que podríamos hacer un mar. Creemos que nos desahogamos pero eso no significa que todo se terminó.

Liberamos tensiones. Liberamos dolores que van a seguir lastimando. Expresamos en llanto nuestro dolor como todo el mundo. Somos todos iguales, exactamente todos cortados con la misma tijera. Pero no sentimos lo mismo, sin embargo buscamos como todo el sistema Alguien que nos quiera. Alguien que nos entienda. Alguien que nos escuche. Alguien que nos aconseje. Alguien que nos de confianza. Alguien que confíe en nosotros. Alguien que nos ayude a levantar si nos caemos. Alguien que nos haga feliz. Que nos haga sentir únicos, especiales.

Nos necesitamos mutuamente aunque no queramos admitir eso. Aunque nos cueste extremadamente demasiado decir “te necesito”, aunque no queramos depender de nadie. Pesa el dolor, pesa la decepción tanto como pesa el plomo y el cemento. Pero nada es imposible, si pudimos tener la fuerza de salir al mundo para enfrentarlo tenemos que demostrar nuestra seguridad. Tener esa certeza de que podemos.

Que podemos ser felices a pesar de TODO & TODOS ~

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Y soy ese espejo que no ves, 
que muestra tal vez mi realidad.
No busques a otra, la otra no está;
Soy yo la que te mira, 
soy yo la que buscas.
 

Gastón Perfección Dalmau.